¿Se puede vivir con dolor?
Cuando tenía 14 años tuve mi primer periodo, normal dentro de todo. A los 15 años comencé a sentir que mi periodo no era lo que imaginaba. Venía acompañado de mucho dolor y sangrado.
A los 16 años estuve sangrando por un mes y decidieron hospitalizarme.
Me hicieron muchos estudios y nadie sabía qué pasaba. Me pusieron sangre y comenzaron un tratamiento de pastillas anticonceptivas.
No funcionó, pues al poco tiempo me operaron por primera vez, una laparascopía. El ginecólogo no consiguió nada, por tanto permanecí con el tratamiento arriba mencionado.
Como a los 17 años me volvieron a operar, me diagnosticaron endometriosis, pero ningún tratamiento funcionó.
A los 19 años decidimos ir a donde el Dr. Álvarez Romagosa, pues todos decían que era especialista en endometriosis. Decidió operarme una vez más para asegurarse.
Consiguió más puntitos de endometriosis y me diagnosticó con ovarios poliquísticos. Me explicó todo acerca de ambas condiciones y el miedo en cierta parte llegó a mi.
El deseo de ser madre se veía en una cuerda floja. Me deprimí mucho y no le encontraba una salida.
Finalmente decidí comenzar un tratamiento anticonceptivo con el Dr. Álvarez. Funcionó por un tiempo, pero el dolor y los coágulos volvieron con más intensidad.
En junio de 2016 fuí a la oficina y le pedí al Dr. Álvarez que me operara una vez más. Esta vez tenía razones, pues me casaba y me iba a vivir a E.U. y allá no tendría plan médico por un tiempo.
Me operó, consiguió más endometriosis y aparte se encontró con que una de mis trompas ya no estaba funcionando. Al día siguiente me citó en su oficina para explicarme todo.
De más esta decir lo que sentí cuando me dijo que solo tenía un 50% de probabilidad para ser madre. Lloré, me sentí como si no valiera nada, me deprimí, le pregunté a Dios una y mil veces: ¿Porqué a mí, si yo deseo con todas mis fuerzas ser mamá?
Pero no recibí respuesta alguna, simplemente me tocaba seguir aguantando cada dolor y este sin duda fue uno de los más fuertes.
El doctor me dijo que si quería ser madre lo tenía que empezar a intentar. Me casé un 18 de julio de 2017 y ese mismo día comencé mi tratamiento para ovular y así intentar que un espermatozoide fecundara a mi óvulo.
Estuve 7 meses con Femara y no funcionó. Viajé a Puerto Rico y el doctor decidió cambiarme a Clomid 1 vez al día junto a Premarin por 10 días.
Pasaron 6 meses y no pasó nada, por lo tanto decidí aguantarlo un poco y tratar de caer en mi periodo por mi misma. Funcionó por 3 meses, pero en Septiembre comencé a sangrar mucho y el dolor era horrible.
Viajé de emergencia a Puerto Rico y el doctor decidió calmarme el sangrado con Megase y ya luego empezar unas anticonceptivas por 3 meses.
Volví a E.U. y en noviembre volví a sangrar por 10 días. Fuí a emergencias y me dijeron que las anticonceptivas me estaban haciendo daño y había que calmar el sangrado para así comenzar un nuevo tratamiento.
Aquí estamos, ahora mismo estamos en este momento.
23 años, más de 8 años sufriendo de dolores fuera de lo normal, 4 operaciones, una transfusión de sangre, frustraciones, depresiones, deseos de no vivir y seguir luchando, ganas de dejarlo todo y decir: “¿sabes qué? iSacame todo!”
En fin, ganas de simplemente tirar la toalla. No obstante he seguido luchando porque mi único deseo y meta es ser mamá. Continúo aguantando y orando mucho.
No es fácil vivir con este dolor cada mes que me incapacita y he tenido problemas en mis trabajos. Aún una mujer no puede entender lo que se siente y piensan que estas mintiendo cuando le dices: “me tengo que ir, estoy manchada, el dolor es quebrantable, por favor dejame ir.”
Creo que solo las que pasamos por esto podemos llegar a entender la severidad de este caso.
No puedo mentir diciendo que no tengo miedo, que me aterra el no poder ser mamá y que mi otra trompa deje de funcionar. Todo lo que he podido hacer es dejar todo en las manos de Dios. Agradecerle por el maravilloso esposo que me envió, pues ha sido un pilar en esta relación. Me apoya, me ayuda, me baña cuando no puedo ni moverme, me da masajes, me busca la vuelta, me anima y me pide que sigamos luchando.
No es fácil tener que bregar con esto. Es así que si tienes una pareja, piensa antes en todo esto, pues no cualquiera esta dispuesto a aguantar lo que una mujer con endometriosis puede llegar a sentir.
Solo nos queda seguir orando y luchando contra todo los diagnosticos. Declarar que todo estará bien y que cuando Dios quiera va a cumplir cada sueño y anhelo.
Yo le creo a un Dios vivo y misericordioso. Todo tiene un propósito y aquí estoy esperando su voluntad.
Me alegra tanto poder compartirles mi historia, ojalá les sirva para no sentirse solas y ver que somos muchas las que día a día luchamos contra esta condición. Tienen mi apoyo y mi respeto.
Att. Karina Cruz Dumeng
Una endoguerrera que no se rinde, pues quiere patear la endometriosis y decirle en la cara “lo logré y no pudiste conmigo”.
———————————
Edúcate. Conoce más sobre la Endometriosis. Únete a nuestro grupo de apoyo online para que puedas compartir tus experiencias con otras pacientes con endometriosis. Únete en el siguiente enlace: Endometriosis Puerto Rico
Last modified: octubre 3, 2022