Mi nombre es Jarielys, tengo 32 años y quiero compartir mi historia con ustedes para animarlas a cuidarse, ir al médico a tiempo, a no tener miedo, aceptar la endometriosis y sobre todo amarse a sí mismas.
En mis años de universidad es cuando recuerdo empezaron mis fuertes dolores al tener mi menstruación.
Para ese entonces trabajaba en el dispensario de la universidad y cuando tenía dolor usaba los “pads calientes” por largos ratos para sentir un poco de alivio.
En mi último año ya los dolores eran tan fuertes que literalmente me sacaban las lágrimas. Un día mi novio (actualmente mi esposo) se asustó mucho al verme retorcerme del dolor y me insistió que fuera al ginecólogo y consultara ese dolor. Asistí a una doctora y recuerdo lo triste que fue para mí el que me dijera que según mis síntomas podría tener endometriosis.
Fue como un balde de agua fría ya que asociaba la condición con la infertilidad y mi sueño siempre ha sido ser madre.
Varios meses después fue mi primera operación, me realizaron una herida parecida a la de una cesárea para sacar un quiste y se confirmó que tenía endometriosis y ya el área de mi ovario y trompa izquierda estaba bien afectada.
Estuve en tratamiento con anticonceptivos hasta mi primer año de casada pues queríamos que nuestra familia comenzara a crecer. Al no quedar embarazada rápido la doctora me refirió a un especialista el cual recomendó sacar mis trompas pero me negué. Meses después fui a otro médico y rápidamente me hizo una laparoscopia pero no pudo hacer nada porque mi endometriosis estaba muy avanzada.
Yo seguía en negación y me preguntaba por qué a mí, estaba cansada de dolores, tener que faltar al trabajo y no tener una vida normal.
Era muy triste para mí ver familiares, amigas y conocidas embarazadas, era como si fuese una epidemia.
La presión que sentía sobre mis hombros, no quería fallarle a mi esposo y a nuestras familias.
Mi esposo, mi apoyo desde el día uno
Tuve que ser fuerte a comentarios de personas ajenas a mi situación y seguir adelante. Tiempo después encontré otro médico “un ángel”, imagínense si es así que yo viajaba de Santa Isabel a Fajardo dos veces al mes. Mi tercera operación fue una pelviscopia, la cual fue exitosa ya que pudo “limpiar” endometriosis pero complicaciones ajenas a la condición hicieron que fuera transfundida por primera vez. El doctor decidió rápidamente ponerme en tratamiento para tener bebés, me realizaron dos inseminaciones artificiales pero no dieron resultado. Decidimos dejarlo así y además mi doctor se mudaría para Estados Unidos.
Aún en ese momento seguía molesta conmigo, con mi enfermedad, con mi cuerpo y con Dios.
El cantazo final llegó y como dicen, nadie aprende por cabeza ajena. En agosto del año pasado comenzaron unos dolores diferentes a los de mi menstruación y casi todos los días manchaba, lo deje así y pospuse buscar otro médico por miedo y porque llego María, pero el miedo era más. Estuve así hasta diciembre, cuando fui al médico tenía una masa de 13cm que mi doctor no sabía qué podía ser y me refirió a un oncólogo.
El 2 de enero tuve mi segunda cita con él y gracias a Dios no tenía cáncer. Me recomendó anticonceptivos para controlar mi endometriosis y reducir el tamaño de la masa. Dos días después mientras dormía sentí que algo explotó dentro de mí y sentí el peor dolor de mi vida. Resulta que me explotó un quiste hemorrágico, el que no me traté por miedo.
Me operaron de emergencia, me sacaron un litro y medio de sangre, parte de mi ovario, la trompa de lado derecho, más dos transfusiones. Recuerdo que le decía al doctor en medio de mi desesperación:
“Sáqueme todo, pero yo quiero vivir”. Ese día acepte mi enfermedad ¿y saben por qué? Porque estoy viva.
El momento que entendí y acepte mí enfermedad
Chicas, llevo 8 años luchando con la endometriosis, con la infertilidad, con el cuchicheo, las murmuraciones, imprudencias, la pena, los gastos en toallas sanitarias, gastos médicos y medicamentos, entre muchas otras cosas. No sé si Dios tiene planeado para mi ser madre, lo que sí sé es que todos estos años he contado con muchas bendiciones, mi esposo ha estado conmigo desde el día uno y hasta sabe más que yo de mi condición. He tenido a mi familia y amigos apoyándome y orando por mí. Tengo una hermana que desea hacerme un hermoso regalo de amor prestándome su vientre de ser necesario. Y Dios ha sembrado en nuestros corazones la posibilidad de la adopción. He aprendido a fuerza de cantazos, aprendí que yo no elegí tener endometriosis, no es mi culpa, que el miedo atrasa y desgasta.
¡Amiga que lees busca ayuda ya y amate a ti misma, Dios te creo con su más inmenso amor!
Last modified: octubre 3, 2022